Al igual que tu cuerpo energético, tu cuerpo físico se beneficia del influjo de la Luz divina. En esta meditación comienzas por sentir la paz de la divina presencia en ti. Llenas todas las células de tu cuerpo y tu cuerpo entero de paz.  La Luz divina y sanadora fluye a cada órgano de tu cuerpo, al núcleo de cada célula. La Luz satura tu ADN y lo activa para alcanzar su potencial espiritual máximo. Luego de llenar tu ADN de Luz, tu cuerpo físico recibe un gran influjo de Luz y adquieres consciencia de la presencia de tu cuerpo dentro de la Luz. Sientes ternura, compasión gratitud y Amor por tu cuerpo físico. Finalmente, la Luz se integra en tu cuerpo y lo transforma.